Tus ojos en miel
hacen estragos en mi corazón
ahora que no tiene quietud mi piel
entona el alma una canción.
Ahora que nuestro número fetiche
espera ansiosamente la fortuna
de un licor de embriagante trapiche
mientras los resaltos acompañan la luna.
En el atardecer de una premura
las horas se hacen inconstantes
viviendo a fondo una bella aventura
cuando no conoce el fin del caminante.
Entre tanto un gran amor aparente
quiere con toda fuerza crecer
ahora que el amor duerme distante
mientras angustias acompañan mi anochecer.
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