Con la cabeza en alto
y mi cuerpo erguido
batallo en la razón justa
de todo aquello que no he perdido.
Pasando las horas con discreción
mi cuerpo lastimado y angustiado
olvida incluso la canción
que hoy no entonaré emocionado.
El triunfo sabe a la gloria
de buscar caminos y coronas
de almas que ya no son más que historias
y se pierden en la memoria.
Logro con testarudez la victoria
de anhelos y deseos fascinantes
que no es cómodo buscar la gloria
pero mi labor es siempre fascinante.
Siembro el triunfo entre los mares
para que el viento desafíe lo obtenido
y que no se olvide el vino en los bares
que sólo el esfuerzo no es vencido.
Cosecho con altura lo vivido
y aplaudo entre mis manos ésta historia.
Jesús Hernando Camacho Mosquera. (4:00 p.m.)
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