que el correr del tiempo
ha marcado el ritmo con sirena
y la armonía de un deseo se ha roto.
Ponla suavemente en la arena
para que la bañe lentamente
el mar azul que sabe de penas
y calme el dolor dulcemente.
Sube a la palmera de éste otoño
de corrientes de hojas secas
que brotan de mis ojos en retoño
cuando veo poco a poco tus maletas.
Conquista la balsa de recuerdos
de idas y vueltas en atardeceres
donde se poetiza junto al vino recogido
en lágrimas de luz y de pesares.
Sonríe en él, de esperanzas
que mi alma sigue atada a la atarraya
buscando un pasajero con noticias
porque mi angustia aún no calla.
Arráncame el alma y ponla en la palma.
Jesús Hernando Camacho Mosquera.
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