En tus ojos y en tus palabras
hemos jugado a despedidas
que parecen juegos de cabras
pero al final son heridas.
Con llamadas tiernas de desespero
un corazón amigo escucha
la angustia y el tormento
que causa la aparente ruptura.
Jugamos a despedirnos
a corazones rotos confundidos
a reconciliaciones a medias
que un día serán partidas.
Por qué jugar a las heridas
con los codos y las sonrisas
mejor ven y dame una caricia
y emprendamos de nuevo la huida.
Jugando al adiós ya estoy cansado
de enamorarme y desencantarme
con el temor de haber perdido
y la angustia de no encontrarte.
Jesús Hernando Camacho Mosquera. (Tuluá-Valle)
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