Cuento las horas para mi acto
lleno de simbología para siempre
le digo al corazón que firme un pacto
que prolongue la ausencia a este timbre.
Vibro entre la multitud con energía
para esconder mi decisión tomada
mientras mis labios elaboran picardía
a la historia aún anclada.
Vigilo con emoción cada instante
con deseos de hacerme transparente
a quien quiero no esté presente
olvidando la delicadeza de un amante.
No hay flores abiertas en la mañana
sólo pétalos de rosas destrozadas
que parecen mordidos por pirañas
a la dulzura ahora lastimada.
Entregarlo todo, devolverlo todo, para evitar el dolor de los que amamos, es siempre camino de generosidad y de dulzura. Una esquina, un bar, una espera y una atención a la partida discreta , a distancia de quien se prepara para laborar y ganar la vida. París y sus encantos. Wagram.
ResponderEliminar