Te vi despertar con dulzura
en los pasos del caminante
cuando el mundo entero se apresura
a disfrutar de manera incesante.
Te vi llenarte poco a poco
entre los ires y venires
de la multitud que parece un loco
compilando con angustia los placeres.
Te vi en los brazos del ébano
concursando con la sabiduría
ahora que Gandhi es aún lejano
pero en tu rostro refleja simpatía.
Te vi Campos Elíseos endulzarte
de presencias y sentires no vividos
de miradas llenas para conquistarte
mientras el alma marcaba sus latidos.
Los lugares más emblemáticos para el amor, como la hermosa París, encierran historias maravillosas.
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