No tuve tiempo para amarte
entre esculturas y tu bella figura
con tus ojos dialogantes
y tus vestidos envolturas.
No tuve tiempo de amarte
con tus labios inocentes
mientras cruzaba la gente
con miradas confundidas.
No tuve tiempo de amarte
entre calles belgas agitadas
con rincones coloridos
y una prisa agotada.
No tuve tiempo de amarte
con tu cabeza inclinada
tus anteojos brillantes
mientras el tiempo pasaba.
No tuve tiempo de amarte
entre la blancura de la fuente
y centenares de turistas
que animaban a despedirte.
He tenido suerte conocerte
en tu bella y lánguida figura
en tu pasión constante
en tus rojizos labios fulgurantes
pero no tuve tiempo para amarte.
Jesús Hernando Camacho Mosquera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario