Anclada en lo profundo del alma
te has quedado para siempre
hundida en mi vida con calma
has puesto en el corazón linda siembra.
Los colores de una agitada ciudad
donde bebimos los vinos antaño
con gusto y con brevedad
elegantemente vestidos en paño.
Con ilusiones de juventud
que llamaste con inteligencia
con tanta fuerza y prontitud
a pesar de tu inocencia.
Los colores de primavera
te seducían en tus vestidos
arreglando a la carrera
con precisión los recorridos.
Te anclaste en la memoria
como el perfume de la gloria
con la alegría de una bella historia
que en la distancia duele sin medida.
Jesús Hernando Camacho Mosquera.
A la memoria de los instantes bellos vividos, aún después de la muerte.
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