Tu figura se pierde en el horizonte
como el sol en el mar de atardecer
tu presencia clavada en mi frente
sin embargo me hace padecer.
Cuando la distancia se hace grande
los sentimientos se hacen fuertes
el aroma de la razón se expande
evitando que el corazón reviente.
Te sigo como el colibrí en flor
para beber la dulzura
haciendo crecer el amor
que en el fondo no tiene cordura.
Solo un sol de un mañana
podría el corazón iluminar
ahora que la distancia no calma la pena
e invita el corazón a reinventar.
Siguiendo a quien amamos, hasta verle desaparecer en el horizonte.
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