Tus años te han llevado al bosque
donde tu soledad es tu fiel compañía
en una fría mañana que soporte
una angustia que reemplace tu alegría.
Herido con la mirada del transeúnte
te escondes en la memoria de tus años
recordando juegos de niño en tu mente
cuando tu madre procuraba un regaño.
La dominical mañana te arranca
de tu lecho frío y solitario
a recorrer solo un bosque que espanta
en las noches hasta un presidiario.
Tus dulces horas laboriosas
son tu precio y fatiga ahora
aunque la muerte aún te es graciosa
no viene nunca como señora.
La vejez y la ancianidad, conlleva a ratos una evidente soledad.
ResponderEliminar